Crítica de Un Simple Accidente: Jafar Panahi demuestra por qué mereció ganar la Palma de Oro

“Un simple accidente” vuelve a ser una valiente propuesta de su director que ensalza una vez más el cine iraní.

Es una sensación maravillosa la de salir del cine satisfecho con lo que acabas de ver. Es el caso de la última película de Jafar Panahi: ‘Un simple accidente’. Este año recibió en Cannes la preciada “Palma de oro” (curiosamente, comparte una estructura narrativa similar a su predecesora “Anora”) y, quizás por eso, las expectativas podían jugar en su contra. Sin embargo, estamos ante un director tan inteligente que es difícil encontrar grietas en un relato tan redondo y consistente.

Por respeto a los esfuerzos evidentes de Panahi en elaborar un camino diferente (nos puede recordar a las películas de Hitchcock) optaré por no desvelar la trama de la película y, sí, hacer hincapié en las sensaciones que transmiten sus imágenes. El relato juega con la duda constante. El director iraní nos quiere despiertos y la ausencia de datos nos es estimulante porque confiamos en su criterio. Tanto el montaje como la puesta en escena juega al despiste y siempre mantiene un punto de vista sesgado.

Lo que imaginamos cuando no podemos ver

A veces con planos largos enfocando a un solo personaje u otras con la cámara moviéndose según lo que más le llame la atención. Esta decisión enriquece el relato, ya que en la historia apela mucho a lo que imaginamos cuando no podemos ver.

Esto es crucial porque se nos hace saber que los protagonistas sufrieron ciertas experiencias traumáticas mientras tenían los ojos vendados. Incluso, la trama de la película no consigue resolverse por no ver la mirada del sospechoso en cuestión. Es decir, Panahi rescata ese detalle y lo impregna en los tiros de cámara porque quiere hacernos sentir lo mismo que los protagonistas (el último plano es un summum de esta idea siendo un final escalofriante). Por ello, da gusto cuando ves a un director controlar al milímetro estos factores, en vez de desaprovechar oportunidades que pueden jugar a tu favor.

El curioso caso del «coche iraní»

Siendo gran admirador del cine iraní, no puedo ignorar el frecuente uso de coches. Todo empezó con el grandísimo Kiarostami que convirtió el automóvil en su dispositivo narrativo central (‘El sabor de las cerezas o ‘Y la vida continúa’). Después el propio Panahi reutilizó esa idea en ‘Taxi’ y hasta su propio hijo se estrenó con una“road movie” (‘Hit the road’). Seguramente, no es una decisión puramente estética sino que las circunstancias culturales tienen un gran peso en este patrón. Al parecer, en Irán, no es del todo fácil rodar películas por rigidez en los permisos. El mismo Jafar Panahi ha rodado muchas de sus obras en la clandestinidad, además de ser censurado y condenado a prisión por poner sobre la mesa temas peliagudos en Irán.

También el coche puede funcionar como metáfora de la vida o, incluso, justifica un encuadre cerrado entre los pasajeros (como bien ocurre al principio de la película). De todas formas, en ‘Un simple accidente’ el uso del coche funciona, sobre todo, como detonante de la trama.

¿Merece la pena la venganza?

La película es tan astuta que oscila entre el humor más genuino y la denuncia más severa. Panahi consigue que nos ríamos siendo conscientes de la gravedad de la situación. Lanza preguntas morales difíciles de contestar (¿merece la pena la venganza? o ¿se justifica el “ojo por ojo, diente por diente?) y lleva al ridículo momentos que contienen una tremenda tensión (la escena de los guardas de seguridad es tronchante).

Como he dicho antes, estamos ante una película bien pensada y dirigida con destreza. Jafar Panahi se consagra como un director que tiene sentido del humor pero que, a su vez, no tiene pelos en la lengua y denuncia la grave situación que sufre su país. Todo lo hace con una humildad intachable y sin florituras, demostrando que la realidad no necesita a la ficción para agitar.

Mario Aranegui
Mario Aranegui
Soy Mario Aranegui. Estudié Comunicación Audiovisual en la Universidad de Navarra e Interpretación en Arte Dramático en Réplika Teatro. Apasionado del cine, tengo mi propia productora (Tierra de por medio) donde escribo y dirijo cortometrajes originales. Como director o actor he conocido la parte escondida de las películas y soy un gran entusiasta de todo tipo de cine, pues creo que siempre enriquecerá tu lenguaje audiovisual.

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