Previsible en su intención, pero mediocre en la ejecución. ‘Las Corrientes’ se estanca dando vueltas a sí misma. Una premisa fuerte que deriva a un relato naif con una concreción escasa.
Los primeros minutos son arrolladores y valdrían como ejemplo en una clase de guion sobre cómo a la audiencia. En Suiza, Lina es premiada por su trabajo y los aplausos arropan a la protagonista. Sin embargo, en la siguiente escena tira el galardón para después suicidarse tirándose al río desde un puente.
Esa ley “causa-efecto” tan retorcida no puede ser más jugosa y, como digo, no puede empezar con mejor pie. En ese intento de ahogarse en el río, Lina se arrepiente y sale a la superficie. Volviendo a su casa en Argentina aparenta normalidad pese a que su energía es distinta. Sobre todo, como esposa y madre. El resto de la película sigue el tormento interno de la protagonista. Incapaz de ser feliz, padece un infierno mental que acaba salpicando a sus seres queridos.
El intento de suicidio traumatiza a Lina y asocia el agua a esa experiencia traumática. La ansiedad le impide sacar a su hija de la bañera o ducharse bajo la alcachofa. Pero, además, la directora Milagros Mumenthaler deja en el camino otras incógnitas. El problema es que esas semillas no se llegan a aclarar del todo y el relato acaba siendo una amalgama de brotes descuidados.

Una intención loable… pero algo fallida
Bien es cierto que quizás la intención era enfatizar en la sensación de ansiedad o depresión (y no tanto dar respuestas para completar la narración). Igualmente, tampoco se juega esa carta con elegancia. La atmósfera sonora es demasiado minimalista y, lejos de resultar absorbente, queda pobre. Hay varias escenas en las que Lina recibe un masaje y ni los planos, ni el sonido acompañan a esa relajación.
Tampoco se exprime el agua como fuente sonora para embotellar nuestros cerebros. Son ejemplos de ocasiones desaprovechadas (si la intención era hacernos sentir lo mismo que Lina).
Curiosamente, ‘Las Corrientes’ no llega a aburrir y se ve bien. Los planos son agradables y el ritmo es pausado y tranquilo. Pero es difícil entrar de lleno por los bandazos que da su guion. Bajo un contexto poético, alumbran con un faro las diferentes vidas de ciertas personas. Una idea bonita que yace en el mismo momento que termina. Simplemente parece que la directora quería meter con calzador un ratito contemplativo en su película (cuando la clave consiste en justificarlo dentro de la narrativa).
‘Las Corrientes’ navega siempre en la superficie sin tomar un riesgo real por mojarse. El vendaval que promete con su principio se amansa con una trama blanda y sin saber muy bien cuáles eran sus intenciones reales.
Refleja bien la frustración de no entender la mente herida de otra persona pero se corta las alas ella sola acomodándose demasiado pronto.