Crítica de El Extranjero: Vuelve el absurdo existencialista de la mano de François Ozon

François Ozon toma el relevo a Luchino Visconti y resucita las páginas de Albert Camus con el 'El extranjero' en Zinemaldia 25

François Ozon toma el relevo a Luchino Visconti y resucita las páginas de Albert Camus con el ‘El extranjero’. Una película sólida y depurada que sobresale gracias a una indescifrable interpretación de Benjamin Voisin. Ozon toma el riesgo de plasmar su sello sin quitar foco a un texto que reluce por sí mismo.

Para quienes no hayan leído la novela de Albert Camus, Meursault se muestra frío e impasible ante la muerte de su madre. Dicho duelo lo acompañará de forma imperceptible, sin tener nunca la respuesta de si ese suceso condiciona las tragedias posteriores. Y es que Meursault se envuelve en las rencillas de su vecino Raymond con un grupo de árabes. Sin llegar a entender su porqué, Meursault acaba asesinando a sangre fría a uno de ellos y es condenado a pena capital. Importante situar la trama en Argelia, país colonizado por el país francés y con una xenofobia indiscutible (los franceses tildan a los argelinos de “indígenas”).

Meursault es el nihilista por antonomasia. Durante toda su historia, no da respuestas concretas sino que se asienta en la duda permanente. Cínico a raudales, es un témpano de hielo en el funeral de su madre. No salen lágrimas de sus ojos y ni siquiera muestra entusiasmo por ver el rostro de su madre ya en el ataúd.

Crítica de El Extranjero: Vuelve el absurdo existencialista de la mano de François Ozon
Crítica de El Extranjero: Vuelve el absurdo existencialista de la mano de François Ozon

Un comportamiento anómalo…

Este comportamiento tan anómalo juega en su contra en el juicio del asesinato y hasta tiene más peso que el crimen en sí. Porque si algo hizo bien Camus fue escribir a un personaje lleno de complejidades. Meursault es infranqueable por su concepción absurda hacia la vida y el actor Benjamin Voisin defiende esa indiferencia hasta el final poniéndonos delante unos muros imposibles de derribar. Es importante destacar su interpretación porque muchas veces no valoramos el mérito de permanecer impasivo ante la cámara.

Las escenas románticas con Marie recuerdan inevitablemente a la gran película de Bergman ‘Mi verano con Monika’. Playas desérticas solo con ellos presentes, planos en blanco y negro que buscan acariciar sus pieles mojadas y gestos lindos con enorme cariño.

Ahora bien, ¿busca el amor de su madre en Marie? El mito de Edipo se pasea en la película. Respecto a la presencia maternal, la conversación en lo alto de la montaña es evidentemente especial pero no quiero dejar pasar el precioso momento de la cárcel. En plena conversación con Marie, una frase interrumpe su atención de forma abrupta. Un niño a lado de él se despide de su visita con un “¡Adiós mamá!”.

El foco cambia repentinamente para fijarse en esa madre que ha ido a visitar a su hijo. ¿Es una
imaginación y el niño era Meursault?
Un interrogante que eriza la piel por su belleza poética.

“Si uno vive un día, podría pasar cien años en la cárcel”, Albert Camus

Bajo su aspecto perverso, nuestro protagonista nos regala frases llenas de gratitud hacia la vida (para después quebrarnos las caderas culpando al sol de sus disparos). Y lo más interesante de esta adaptación es que Camus no decía meros disparates.

Es innegable su impacto y la trascendencia que tuvieron sus ideas.

Ozon ha visto oportuno recordar la novela haciendo una película que queda a la altura del texto original.

Álvaro Hernandez
Álvaro Hernandez
Director de F de Film y apasionado del cine, las series y el entretenimiento en general. No tengo película favorita y muchas veces antepongo la forma al fondo, pero no siempre...

Últimos artículos

Artículos relacionados

Artículos relacionados

Deja un comentario

Por favor, deja tu comentario
Por favor ingrese su nombre aquí