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    Crítica de Devuélmela: el terror de perder a un ser querido

    Los hermanos gemelos Phillippou, Danny y Michael, han vuelto a sorprender al mundillo del terror con otra obra de esas que te dejan huella tras la impactante Háblame. Con su segundo largometrarje, más memorable aún que su ópera prima, ponen sobre la mesa el debate de si nos encontramos con dos de los directores que pueden revitalizar el género junto al Parker Finn de la primera entrega de Smile o el extravagante Zach Cregger.

    En esta ocasión nos presentan una historia que viaja entre el terror psicológico y el más visceral para configurar una de las cintas más sorprendentes de los últimos años. Los hermanos Phillippou no se guardan nada y juegan continuamente con el espectador para ofrecer una historia brutalmente cruda, siniestra y de lo más impactante en la que destaca una Sally Hawkins terrorífica y fascinante a partes iguales.

    Eso sí, es importante hacer una pausa aquí para advertir a los espectadores que no es una cinta para todos los públicos y que los gemelos llevan hasta el extremo la tensión y la paciencia del espectador constuyendo escenas con una demostración extremadamente cruda de una violencia, a su vez, exageradamente realista y visceral.

    Una casa de acogida de lo más siniestra

    Desde sus comienzos, esta pareja de realizadores y guionistan tratan de alejarse, en la medida de lo posible, de los lenguajes comunes para tratar de tener su propia voz y contar sus relatos con un tono y una ambientación muy particular. Algo que vuelven a conseguir con Devuélvemela, que se desliga, y mucho, con sus rarezas de las típicas cintas de terror que poblan cada año las carteleras.

    En esta ocasión, nos cuentan la historia de Andy (Billy Barratt) y su hermana pequeña ciega Piper (Sora Wong), que se ven forzados a tener que ir a vivir con una madre de acogida algo extravagante llamada Laura (Sally Hawkins) a su casa, en la que también vive otro niño extraño y callado llamado Oliver (Jonah Wren Phillips).

    Poco a poco, la trama irá elevando el tono multiplicado los sucesos extraños e increíbles por momentos y regalándonos algunas escenas memorables por su crudeza con imágenes que se quedan guardadas en la retina. Todo ello, además imbuido por un espíritu tenebroso que traspasa la pantalla y atrapa al espectador sin anestesia, que entra en su juego sin posibilidad de escapar.

    El dolor de la pérdida

    Los dos hermanos australianos vuelven a explorar en esta película con el luto y la superación de la pérdida de un ser querido. Si en Háblame se nos presentaba la incapacidad de Mia (Sophie Wilde) para afrontar la muerte de su madre, en Devuélvemela, los directores elevan el tono y le da una vuelta de tuerca más con una representación del duelo más siniestra y retorcida, si cabe.

    Con mucha inteligencia y un guión que lleva al espectador por donde quiere, Danny y Michael nos adentran en la psique de los personajes sacando a la luz sus complejos y las diferentes personalidades ante los traumas que definen sus vidas y la forma en que deciden afrontarlos.

    Este leitmotiv será el principal motor que impulsará uno de los cuentos de terror más tétricos, originales y terroríficos de los últimos años, que logra atrapar desde el primer minuto con uno de las premisas más innovadoras que se ha visto recientemente, pero que también funciona a las mil maravillas porque tampoco es compleja ni trata de elevar su propia propuesta con resoluciones intelectuales o cargadas de simbolismo. Algo que, por desgracia, es cada vez más habitual en el terror psicológico, también conocido como elevado.

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