Nota F de Film
Pudimos ver Juego de Ladrones Pantera antes de su estreno en las salas de España (el mismo fin de semana que Ciudad de Asfalto, cuya crítica podéis leer aquí). Y lo cierto es que cumple exactamente con el guión establecido y lo que los fans de este género podrían esperar.
La producción vuelve a estar protagonizada por Gerard Butler y está repleta de escenas de acción muy bien llevadas, pero también viene cargada de los clichés y personajes vacíos que se suelen encontrar en este tipo de películas.
Christian Gudegast retoma su labor tras las cámaras en esta segunda parte, con un reparto encabezado por el ya mencionado Butler y con un O’Shea Jackson Jr. que repite como Donnie, uno de los atracadores de la primera película.
La cinta se hace entretenida, tal y como se muestra en su espectacular trailer, pero al terminar uno se queda con la sensación de saber qué hubiera pasado con esta historia de haber contado con un poco más de personalidad y si se hubiera alejado de los escenarios comunes del cine de acción de los últimos años.
Un atraco en el aeropuerto de Amberes
Así comienza todo en Juego de Ladrones Pantera, con un golpe ejecutado a la perfección en un jet privado del aeropuerto de la ciudad belga. Este atraco, la mejor secuencia del film, pone a Nick (Butler) sobre la pista de una mítica mafia de atracos llamada Pantera, a la cree que se ha unido su rival Donnie (Jackson Jr.).
En esta ocasión vemos a un Nick harto de todo, recién divorciado y hasta arriba de deudas. Un Sheriff que se harta de ser el cazador mientras ve cómo otros se llenan los bolsillos. Por ello, cuando logra encontrar a su archienemigo en Niza, decide unirse a él y los suyos para ayudarles a cometer el mayor robo de diamantes de la historia…
De vacaciones en la Costa Azul
Lo cierto es que ver al policía en el equipo de los malos es un giro divertido e inesperado que le da un nuevo impulso a la cinta y le aporta un tono más interesante y socarrón.
El problema viene cuando todo el peso de la narrativa recae sobre ese leitmotiv, por lo que cuando te acostumbras al nuevo status quo, que es muy rápido, todo vuelve a la normalidad. Y antes de que te des cuenta, han regresado los clichés, los chistes facilones y la historia se vuelve plana y predecible.
Eso sí, hay que reconocer que todas las secuencias de acción de Juego de Ladrones Pantera están cuidadas hasta el más mínimo detalle, especialmente la del atraco final. Se aprecia que están medidas hasta el último aspecto y dirigidas con un buen pulso que mejora la labor que el realizador efectuó en la primera.
Una dedicación que no se observa en el cuidado de todo lo demás, con una historia que avanza de forma forzada a través de diálogos pobres y artificiales, personajes caricaturizados y situaciones de lo más convencionales. Se deja ver, pero uno se va con la sensación de haber visto lo mismo de siempre.