More

    Crítica de Babygirl: una Nicole Kidman inmensa revive el cine erótico

    Nota de F de Film

    ???

    Nicole Kidman arriesga con una inmensa actuación que nos devuelve a la estrella de principios de siglo, esa que convertía en oro todo lo que tocaba. El recuerdo de esa actriz todoterreno capaz de todo y con gran talento vuelve a hacer acto de presencia en Babygirl, llevando el peso de una historia interesante que arranca muy bien, pero que se acaba resolviendo de forma rápida y algo convencional.

    La actriz australiana está muy bien acompañada por un solvente Harris Dickinson que sorprende con una ambigua y seductora actuación, y, sobre todo, por un Antonio Banderas excepcional que aporta carisma y luz en cada secuencia en la que aparece. Babygirl va más allá de lo que nos mostraba su sugerente trailer, pero da la sensación de que es cuando se aleja del relato principal cuando parece perder fuelle.

    Babygirl: cuidado con lo que deseas

    La premisa no podría ser más interesante, poniéndonos en el foco de Romy, una ejecutiva de altísimos vuelos y CEO de una de las empresas tecnológicas más importantes de Estados Unidos. Una heroína para cientos de mujeres reflejadas en el rol de su empleada Esme (Sophie Wilde), que la ven como una especie de diosa y como el ejemplo de que siendo mujer se puede llegar a lo más alto. Además, la empresaria está casada con un prestigioso director de teatro llamado Jacob (brillante Antonio Banderas) y es madre de dos hijas: Isabel (Esther Rose McGregor) y Nora (Vaughan Reilly).

    Una vida perfecta que esconde un oscuro secreto, el inconfesable interés de Romy por el sometimiento sexual que oculta a su entregado y comprensivo marido, y al que da rienda suelta cuando se cruza con su becario Samuel (Harris Dickinson). La conexión entre ambos echa chispas por momentos y se destapa como algo incontrolable, como si alguien tratara de tapar un volcán con las manos. El joven, interpretado de forma magistral por Harris Dickinson, juega tanto con nosotros como con Romy y dibuja un personaje ambiguo hasta la extenuación. Una actuación que queda desmerecida por culpa de un guión que alarga demasiado el misterio en torno a este personaje y que acaba por convertirse en un instrumento vacío y que no terminamos de conocer del todo. Una pena.

    El poder y el feminismo

    Lo que sí hace muy bien Halina Reijn es la construcción del personaje de Romy, una mujer compleja que lleva luchando toda su vida contra sí misma y sus más oscuros anhelos. Una mujer poderosa acostumbrada a dirigir un imperio y a dar órdenes, que desea justo lo contrario y que no puede mostrar ningún síntoma de debilidad. La directora refleja esta sociedad post-MeToo y pone el foco en los peligros del poder y lo difícil que es hacer las cosas al gusto de todos. ¿Uno debe reconocer quién es, o tiene que tragárselo para siempre y tirar la llave? Un debate de lo más interesante que escenifica muy bien la relación secreta y poco convencional que mantienen Romy y Samuel.

    Está claro que señala estas dinámicas de poder que dominan nuestras vidas, porque la ambición se puede presentar de muchas formas, como es el caso de la aparentemente dócil Esme, que disfraza su ambición de sororidad. El poder es poder y, aunque el lenguaje haya cambiado, el contenido sigue siendo el mismo. Pero, aún así, aunque esta perspectiva sea interesante, creo que la historia pierde mucha fuerza cuando se aleja del foco principal. Da la impresión de que trata de reforzar el relato con más argumentos, para acabar por no darlos. Un relleno innecesario, porque esa crítica ya se veía por sí misma y lo único que hace es desviar el interés exponiendo realidades sin juzgar abiertamente ninguna.

    Nicole Kidman no puede con todo

    La actriz australiana construye en Babygirl un papel soberbio, de los mejores que ha hecho en los últimos años, y nos ofrece una impresionante actuación que no es suficiente para sostener la película. Vemos las flaquezas, las dudas y percibimos la lucha interior de una Romy aún enamorada de su marido pero que encuentra una inesperada conexión con un becario 20 años más joven que ella y que parece cumplir sus fantasías sexuales más oscuras. Unos deseos inconfesables que le aterran a ella misma y a la sociedad y que parece compartir únicamente con Samuel. La relación entre ambos está muy bien dirigida, con secuencias en las que juega con los límites del espectador y en las que hace gala de un humor negro muy bien llevado.

    Está claro que la cinta seduce y pasa por momentos muy buenos, pero estos se pierden cuando el discurso nos aleja de la relación prohibida entre Samuel y Romy. Y claro, cuando Reijn quiere recuperar el tono retomando el romance, ya es demasiado tarde y ya no se percibe del mismo modo, quedando un último tercio de película bastante descafeinado y con un final algo atropellado. En cualquier caso, he de decir que Babygirl es un ejercicio recomendable y entretenido que nos refleja lo difícil que es aceptarse a uno mismo y el rechazo que eso puede provocar en nosotros mismos y a los que nos rodean.

    Latest articles

    spot_imgspot_img

    Related articles

    Leave a reply

    Por favor ingrese su comentario!
    Por favor ingrese su nombre aquí

    spot_imgspot_img